miércoles, 13 de noviembre de 2013

TENER TRABAJO ¿A QUE PRECIO?

Eh llorado lo que no esta escrito, las lagrimas derramadas ya ni se pueden volver a recuperar del sufrimiento vivido. Si, tengo trabajo pero ¿a que precio? gente que pierden sus casas se ven en la calle mendigando y tu cada día sufriendo mobbing. Vasta ya de gritos, de insultos, y de tratarme como una mierda, nadie sabe lo que yo estoy pasando. Llegas cada día a la puerta del edificio y no quieres entrar porque sabes lo que te espera, patear ronda cada media hora toda la noche sin importarles realmente como te sientes, mientras les cubras el culo, eso es lo más importante. Callas porque tienes miedo a no perder tu puesto de trabajo, si preguntas malo y si no también no sabes como acertar. El frio se te mete en los huesos, la pena que das nadie la puede compartir con tus allegados porque no están en tu lugar. Los ojos, se te cansan cuando te apagan la luz y solo tienes para iluminarte una pequeña linterna, pagada de tu propio bolsillo. Te abrochas el abrigo, te sacas los guantes, y la braga del cuello de los bolsillos, y coges la maletita pequeña diseñada de calaveras, de la serie HellBoy, sacando de ella tu manta para cobijarte de las heladas, porque no te dan calefacción. Ya cuando estas bien tapado, te acomodas en la silla de madera lo mejor posible, para que no te duelan los riñones en toda la noche, aunque no puedes evitar que te duela todo el cuerpo, sin poderte enderezar cuando te levantas, y eso, no esta pagado. Y cuando necesitas ir al baño, saca tu linterna, ponla en lo más alto para poder ver, y no pringarte de algo que no quieras descubrir por sorpresa. Quítate el abrigo bájate los pantalones la ropa interior y mea de pie, porque el baño esta apagado completamente, ¿la iluminación? tu amiga la linterna. ¿Sorprendidos verdad? Y solo puedes esperar a que pasen las horas, que te dejen tranquilo, y no te hagan sufrir mucho. No se valora el trabajo, ni el esfuerzo que dedica cada uno a mantener seguro el edificio en el que estamos toda la noche sin ver la calle hasta que acabas tu turno. Las azafatas tienen prohibido hablar con nosotros, y nosotros también con ellas y eso me parece muy triste, es como aislar al trabajador de todo contacto con los demás. A veces me pregunto que hecho yo para merecer esto, pero no soy yo sola, mis compañeros también sufren las consecuencias de un jefe mal humorado, que te dice que no valemos para nada, ni sabemos trabajar, que te llamarán al despacho para echarte la reprimenda, dejando los ánimos por los suelos, la falta de respeto, ya se a perdido. La salud, ya se hace notar con el colon irritable, la tendinitis de caballo, la depresión, y del frio, la pierna ya ni te responde, de los dolores sufridos tomando analgésicos. Claro que también influye cenar en 30 minutos y salir corriendo, cuando te llaman sin descanso alguno. ¿Cuándo mejorara esto? Por culpa de la crisis, tenemos que sufrir si no nos queremos ver en la calle. Comentarios que tienes que aguantar, que te revientan que te digan: -No te quejes eres afortunada, por lo menos tienes trabajo, ¡mira yo, en el paro y casi en la calle por no pagar la hipoteca! -¡Si claro tengo suerte! pero, ¿a que precio?.






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