Crisis, esa palabra que tanto nos da miedo, la que nos hace sentir rabia, impotencia, todos hemos llorado alguna vez solo de saber que esta mísera palabra se a metido en nuestras casas sin permiso, sin saber si nos desharemos alguna vez de ella arruinando nuestras vidas, hasta el punto de no saber que hacer. Yo se lo que es vivir sin que te llegue el dinero al final de mes, robando en los comercios con tu madre casi llorando desesperada, preocupada y temblorosa para que no la pillen, juzgándola por sobrevivir, y tu, frágil de salud, estando de baja por una maldita tendinitis que no puedes ni dar un paso de los dolores que te llegan cada vez que mueves un musculo. Elijes algo que puedas llevarte a la boca, aunque solo sea pequeño, y que llegue a la mesa y eso para ella es un regalo, pero eso si, tienes que administrar ese bocado, porque no sabes si te quedara algo para comer al día siguiente. El dolor de su corazón se nota cada vez más fuerte, sin fuerzas para sobrellevarlo. Tú la escuchas llorar por las noches y no sabes como ayudarla, no tenéis a nadie, y los pagos aprietan cada vez mas, la casa podríais perderla, y veros en la calle, sin recursos, sin nadie a quien pedir ayuda. Es trágico pero es así. Miles de familias pasan por ello cada día, sin poder vestir a sus hijos, sin poder comprarles ropa o material para ir al colegio. Desesperados reciben llamadas amenazantes de los bancos por no pagar las hipotecas, “¡ellos hacen su trabajo claro!”, es trabajo acosar a los empleados de sus bancos que se quedan en paro sin poder hacer frente al pago, hasta la necesidad de hundirlos moralmente y inducirlos a decidir lo peor que se puede pensar el suicidido. No hay ninguna medida para que esto no suceda, no somos nadie para esa gentuza que se llenan los bolsillos con nuestro dinero. Si, somos conscientes de que nos coincidieron un préstamo, una hipoteca, y que eso nos ayudo a salir adelante, pero ¿Por qué no nos ayudan? que no pongan intereses en su cuotas y se acabaría el problema. Pero es mas fácil desahuciarnos y luego revender nuestros pisos. ¿Cuándo terminara esto en el que no nos sintamos acosados por la sociedad? Solo nos queda esperar a que derriben la puerta y nos echen a patadas de nuestra casa que antes llamábamos nuestro hogar.
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